Desde Tapia de Casariego hasta la playa de as Poleas

21 de agosto de 2020

En este verano Covid-19 tan atípico que estamos viviendo, hemos decidido tratar de evitar las aglomeraciones y por eso no hemos venido a pasar el verano a Tapia. Así y todo, Ama y yo nos hemos cogido un fin de semana largo y aquí estamos :))). El tiempo es bueno y por la mañana, con la marea baja, estuvimos dando un paseo por la playa. Por la tarde, decidimos ir a dar un paseo para conocer la playa de as Poleas siguiendo la senda costera.

Mapa de la ruta

El camino transcurre en parte por el mismo recorrido que seguimos para ir las lagunas de Salave. Así que cogemos la carretera local que une Tapia con Salave, siempre muy frecuentada por peregrinos que están haciendo el Camino de Santiago, ciclistas, corredores y paseantes. Pasamos a la altura de la playa de Represas y seguimos hasta una casa blanca solitaria, por cuyo lateral sale el camino que entra hacia los acantilados.

Seguimos por este camino de tierra, que forma parte del  GR-204 y vamos avanzando en dirección al mar.  En un punto dado, antes de llegar a los acantilados, el camino gira a la derecha y  tras atravesar unos prados va a salir a la altura del Jardín de los Recuerdos. Aquí enlazamos con otro camino de tierra que se dirige hacia la mancha forestal que se ve al fondo.

Llegamos a una encrucijada del camino con una señal que indica hacia la punta del Pedrón, pero hacía poco que habíamos estado allí, así que continuamos. Pero, muy cerca de este punto, hay una pequeña «ventana» entre la vegetación y nos asomamos para ver el mar desde ahí. Fue aquí donde descubrimos un pequeño sendero que bajaba zigzagueante hasta una calita de cantos rodados y decidimos bajar.

Pequeña cala de cantos rodados – Foto Ama

El acceso no es difícil, solo hay que llevar calzado adecuado para no resbalar. En el momento que bajamos la marea está alta y el mar bastante agitado, con lo que la estampa es muy bonita. La cala está rodeada por acantilados bastante altos por detrás y por un lado por un saliente que entra en el mar y que es un gran peñasco. Además, hay una bonita oquedad en una de las paredes rocosas que se abre y da vistas a la punta del Pedrón. Bueno, es un lugar precioso, uno de esos rincones solitarios que no conocen el significado de la palabra masificación (tan común, por cierto, en este verano).

Vistas desde la calita

Pues nada, después de disfrutar un buen rato de este lugar, volvemos a coger el sendero por el que habíamos bajado y salimos al camino principal. Continuamos caminando, vamos adentrándonos en el bosque y en un momento dado, dejamos a nuestra derecha el camino que sigue hacia las lagunas de Salave.

Camino

Nosotros seguimos ahora por un precioso camino, muy bien mantenido, que avanza en medio de un bosque en el que huele a eucalipto y a pino y en el que también nos encontramos con enormes castaños. ¡Qué riqueza forestal tan abundante y desconocida hay en esta zona! El camino es bastante llano al principio, pero pronto empezamos a bajar, con lo que suponemos que nos estamos acercando de nuevo al nivel del mar. Y en efecto, pronto encontramos una desviación hacia la izquierda que nos lleva casi inmediatamente a la playa de as Poleas.

Pese a ser un camino de tierra, se ve que algunos se empeñan en llevar sus coches hasta el mismo acceso a la playa, aunque casi no hay sitio para aparcar… sin comentarios sobre lo que pienso. Pero bueno, de momento no hay nadie (¡cuando regresamos sí!) y llegamos a una pequeña escalerita tallada en la roca, muy desgastada que se abre a derecha y a izquierda para dar acceso a la playa de as Poleas. Se trata de una playa de cantos rodados, encajonada entre paredones y que ahora, que estamos casi en la pleamar, tiene poca zona seca.

Escalera de acceso a la playa

Lo que más llama la atención es que en la playa quedan algunos restos de la antigua polea que se utilizaba para subir el ocle. Y también, en un lado de la playa hay una cascada. Hoy no podemos acceder a la misma, por la marea, pero se ve cómo salta el agua y también se aprecia cómo la roca por la que se desliza el agua tiene un color oscuro muy diferente al de las rocas que forman el acantilado. Parece que un arroyo, que tiene origen en las lagunas de Salave, ha decidido asomarse a esta playa y precipitarse luego al mar. Y después está la estampa encantadora de una pequeña barca que parece que atraca en esta playa.

La playa de as Poleas

Bueno, pues tras un rato contemplando este precioso lugar, volvemos a coger el camino principal. La vista ahora hasta la costa de Viavélez es amplia y magnífica, pero esta parte de la ruta la dejaremos para otro día.

Ahora, vamos a volver hacia Tapia y justo aquí, en un pueblecito que se llama Foyada, que es una agrupación de unas pocas casas, se puede enlazar con el Camino de Santiago que nos llevará de nuevo a Tapia por un itinerario distinto.

Lagunas de SalaveFoto Ama

Bueno, he de decir que ya de vuelta, no nos pudimos resistir a hacer una pequeña visita a las lagunas de Salave ;), con lo que nos desviamos un poco del camino más directo.

En definitiva, un paseo que merece mucho la pena y del que se puede descargar el track haciendo clic

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