Por los altos de Piloña: pico la Olla desde Valle

18 de abril de 2021

¡Qué día de verano vamos a tener hoy!!! Hemos pensado que no nos apetece ir muy lejos en el coche, así que Piloña parece una opción más que interesante :).

Hoy hemos elegido una ruta que parte de Valle, un pueblo muy cerca de Infiesto. Y por una vez, la carretera secundaria que llega hasta aquí es bastante buena. Y el pueblo, ¡toda una sorpresa! Con muchas casas grandes y supercuidadas y una bonita iglesia, Santa María Magdalena, cuya construcción se inició, según indica un cartel informativo, en el siglo XII (una pena, estaba cerrada).

Iglesia de Santa María Magdalena

Justo al lado de la iglesia aparcamos y unos pocos metros por detrás de la misma, sale la pista que cogemos para empezar nuestra ruta. Es la típica pista de cemento que sube sin piedad ;), pero que nos permite avanzar a buen ritmo. Si miramos hacia atrás, vemos la bonita estampa que nos deja Valle a nuestras espaldas. Por cierto, llama la atención el tremendo jolgorio que tienen organizado los gallos y gallinas de este pueblo, todavía los podemos oír desde aquí.

Vamos dejando Valle atrás

Pronto la pista se convierte en camino y a nuestro paso vamos dejando cabañas, prados de un verde brillante espectacular, algunos con vacas, otros con caballos y todos ellos con los pequeñinos, tan preciosos… La verdad es que el paisaje es muy bonito.

Prados y lomas – Foto Ama

Pronto llegamos al río Valle, que fluye en un lecho bastante encañonado, muy peculiar. Y en nuestro caminar, vemos que el río parece que juega, pues unas veces lo tenemos a nuestra derecha y otras a nuestra izquierda. En realidad es que estamos pasando por encima de puentes que pasan desapercibidos porque no tienen barandillas. Y también el río se esconde a veces, pero de repente se delata con el ruido intenso que originan los constantes saltos de agua.

Sierras de Piloña, bosque y prados – Foto Ama

Llegamos luego a un puente con barandilla y aquí, tenemos que seguir nuestro camino sin cruzarlo, aunque parece que esta es la opción a la que te invita la pista. Nos alejamos así del río Valle y seguimos ahora el curso de un pequeño arroyo, la reguera de Valdegallinas. La pista continúa y mientras avanzamos vamos descubriendo preciosas panorámicas, muy marcadas por los suaves cerros de la zona y por las preciosas praderías superverdes con sus arboledas. Y también nos encontramos cabañas de piedra, algunas muy cuidadas, con árboles en flor y alguna fuente.

Una cabaña y sus árboles

Enseguida llegamos a la collada Doca y… parece que me quiere sonar. ¡Claro que sí!! En esta collada había estado cuando hicimos la ruta de la cascada del Chorrón (ver ruta haciendo clic en este enlace) y subimos el Cerro Tombu :))) que, por cierto, hoy subiríamos otra vez.

Collada Doca (al lado de la cabaña) y sendero marcado en la ladera hacia el pico La Olla, a la derecha

La collada Doca es muy bonita y en ella confluyen varios caminos, como el que llega desde Villamayor. Sería este el único punto en el que nos encontraríamos con la presencia humana por estos montes, pero nadie siguió luego nuestra ruta hacia el pico la Olla, como lo llaman por aquí, aunque en el mapa aparece con la denominación de Canto Cubil.

Desde la collada, el pico la Olla no es visible, pero es justo aquí el punto en el que abandonamos la pista y comenzamos a ascender por la loma herbosa que se alza justo en frente del Cerro Tombu. Por aquí subimos fácilmente siguiendo pequeño senderos que aparecen marcados sobre la hierba y ya empezamos a esquivar algunos tojos y alguna rocas, sin dificultad.

Y ahora solo nos queda subir porque el pico La Olla se eleva detrás, en el punto más alto de esa y otras laderas de hierba y tojos que nos iremos encontrando. Lo que más llama la atención es que en algunas zonas surgen entre los pinchos pequeñas praderías, preciosas. Y lo más bonito lo encontramos cuando llegamos a un pequeño collado en la antesala de la cumbre, en la que hay una amplia zona de prado, abundantes matas de gamones en flor y al fondo, surgen como por encanto las cumbres nevadas de los Picos de Europa: ¡precioso!

Espectacular este collado – foto Ama

Desde aquí queda una zona repleta de tojos para llegar a la cumbre de La Olla, pero por este lado, hay pasos abiertos por animales que nos permiten avanzar sin pincharnos demasiado. Y casi sin darnos cuenta, se nos acaba la cuesta y llegamos a otra amplia pradería que es la cumbre del pico. Tardamos un rato en encontrar el jito que marca la cumbre, pues estaba muy bien acompañado por unas cuantas matas de tojos.

Ama en la cumbre del pico La Olla

Bueno, decir que desde aquí las vistas son magníficas. En un ángulo de 360 grados se abre ante nuestros ojos la Sierra del Sueve, Picos y magnífica la Mota Cetín, el macizo de Ubiña, Peñamayor y todas las sierras centrales de Asturias, así como todas las sierras de Piloña y también el mar. Lo que no podemos ver desde aquí es el Aramo, pues por cuestión de perspectiva, en esta ocasión Peñamayor, que es más bajita, es capaz de taparlo completamente. Así es la vida, ya se sabe ;).

Vistas desde la cumbre – Foto Ama
Vistas desde la cumbre – Picos y delante la Mota Cetín – Foto Ama
Vistas desde la cumbre – Sierra del Sueve

Y en esta pradería verde y amplia, con los buitres pasando muy cerca de nuestras cabezas con ese vuelo tan majestuoso, encontramos el lugar perfecto para comer. Yo el único problema que tengo en estos sitios es que mientras como me voy girando para no dejar de ver nada, jaja. Y bueno, tengo que confesarlo, después de comer me eché un rato sobre el prado, y con ese solín que hacía, casi me duermo… ¡bueno, creo que me dormí!!

Una siestina al sol – Foto Ama

Pues nada, ahora toca bajar y vamos a tratar de hacerlo por la otra ladera, por eso de no repetir… Y ya me anticipo, en esta ocasión no fue buena idea, porque por aquí no había pasos de animales y los tojos estaban supertupidos y nuestras piernas superpinchadas. Pero bueno, veíamos el camino abajo, no demasiado lejos, así que abriéndonos paso por donde mejor pudimos, fuimos bajando hasta llegar a alcanzar el camino que llevábamos viendo un buen rato y que luego nos conduciría a enlazar con el de subida. Así que en nada estábamos de nuevo en la collada Doca.

Bajada por la ladera, ya cerca del camino – Foto Ama

Y ahora, tenemos la doble opción de bajar por donde habíamos subido o de subir el Cerro Tombu que tenemos de frente y que es un obstáculo natural entre el punto que estamos y nuestro destino: es como si tuviéramos que saltarlo.

El Cerro Tombu es como un obstáculo natural

Decidimos esta segunda opción, con lo que nos toca subir de nuevo. El camino que lleva a la cumbre de este alargado cerro está claramente marcado en la ladera y en el inicio pasa por un bonito prado lleno de ganado. Por cierto, ¡qué curioso!, vemos que sube un todoterreno por una de las pistas y con el cláxon avisa a las vacas, que lo siguen como en procesión: se ve que traía comida.

Bueno, nosotros seguimos subiendo por el camino, sin poder evitar parar de vez en cuando para mirar el paisaje que dejamos a nuestras espaldas y a los lados. Los Picos de Europa siguen allí, todos cubiertos de blanco, y también tenemos una bonita perspectiva del pico La Olla, del que acabamos de bajar.

El arbolín del Cerro Tombu

Enseguida estamos en lo alto del Cerro Tombu y vemos en uno de sus extremos ese arbolín tan bonito que ya me había llamado la atención la otra vez que estuve aquí. Pero bueno, no nos detenemos mucho y proseguimos hacia abajo, abandonando la cresta y siguiendo la ladera, sin camino definido. Bajamos un poco y en seguida vemos la traza de un camino al que nos unimos en cuanto podemos y que ya nos llevará sin pérdida hasta Valle.

Aquí cerca cogeremos ya el camino

Nada, por este camino se baja muy bien, con esas vistas tan bonitas hacia todos los lados, con la Sierra del Sueve muy protagonista en gran parte del recorrido. Pero, además, están esos prados de un verde intenso que, a medida que bajamos se encuentran salpicados por cabañas de piedra, por árboles y por flores. Y hasta el camino se viste totalmente de verde cuando ya estamos muy cerca de Valle, en una de las zonas más bonitas de todo el recorrido.

Y el camino se viste de verde – Foto Ama

Este camino que nos conduce desde el Cerro Tombu desemboca en los últimos metros en una pista que nos llevará hasta Valle. Ahora entramos a otra altura del pueblo, con lo que tenemos la ocasión de atravesarlo y de constatar lo bonito que es y lo bien cuidado que está. Ah, y de camino a la iglesia descubrimos el inmenso gallinero del que provienen los cantos de los gallos y los cacareos de las gallinas que se ve que viven aquí en gran número y con gran alegría :).

Y llegamos al coche que allí seguía, al lado de la iglesia y totalmente solo, como lo habíamos dejado por la mañana. Mientras nos cambiábamos las botas y echábamos un trago de agua comentábamos lo que nos había gustado esta ruta.

Mapa de la ruta

El track de la ruta se puede descargar haciendo clic en el botón de abajo.

Deja un comentario