Ruta de las minas de Grandela

26 de diciembre de 2020

Con esto del coronavirus, hacía mucho tiempo que no íbamos a Tapia. Hoy nos levantamos con un día muy bonito y decidimos acercarnos para ver cómo estaba todo por allí. Y bueno, ya de paso, aprovechamos para dar un paseo por la zona, que siempre hay cosas nuevas por descubrir.

La ruta de hoy comienza en Tol, un pequeño pueblo que ya pertenece al concejo de Castropol, justo en el límite con Serantes, y discurre por el PR AS-182 As Minas de Grandela, aunque por «motivos faunísticos» tuvimos que hacer algún tramo libre ;).

Mapa de la ruta

Desde Tapia a Tol se tarda unos pocos minutos en coche, así que llegamos en un momento y buscamos un lugar donde aparcar. Lo encontramos delante del polideportivo, así que este fue el punto de inicio de nuestra ruta. En realidad, podríamos haber ido en coche un poco más lejos, pues la primera parte de esta ruta discurre por la bonita carretera local, pero bueno, la ruta es corta y así hacemos un poco más de ejercicio :).

Iglesia de Tol

Comenzamos a caminar en dirección a la bonita iglesia del pueblo y aquí tenemos que coger la carretera que sale justo a la derecha, en dirección al área recreativa de Fontiquías. ¡Cómo me gusta pasear por estas carreterinas, flanquedas al principio por casas repletas de flores y luego por esas praderías tan llanas y verdes que hay por aquí! Me llama particularmente la atención el cementerio de Tol, completamente cubierto por la maleza. Se ve que ya no está en uso, pero da un poco de repelús, jaja.

Cementerio viejo de Tol

Continuamos avanzando y pronto llegamos al área recreativa Fontequías, con sus mesas, bancos de piedra y parrillas. La verdad es que hoy se veía un poco abandonada, con la hierba muy alta y una vieja apisonadora bastante oxidada que tal vez está aquí a título decorativo . Quiero suponer que en temporada alta, esto estará mucho más cuidado.

Área recreativa de Tol

La ruta está bastante bien señalizada, con las marcas del PR AS-182 que nos llevará hasta el núcleo de Boudois. Poco después pasamos por delante de una casa rodeada de grandes establos de vacas de leche, y aquí tenemos el primer problema del día. Y es que cuando íbamos a pasar por delante de la puerta de acceso a la casa, sale un mastín enorme a nuestro paso. Bueno, este parecía pacífico. Pero justo detrás, salen otros dos perros enormes, uno de ellos otro mastín, ladrando a todo ladrar y rodeándonos. Claro, yo casi caigo muerta en el acto, pero me puse a gritar y afortunadamente salió el dueño por la ventana y los llamó para que volvieran a entrar. ¡Ay qué susto! La verdad es que los perros de los pueblos, muchas veces son un problema porque los tienen sueltos, se interponen en las zonas de paso y a mí me generan mucho temor.

Praderías

Bueno, superado el incidente, abandonamos la carretera para entrar ahora en un sendero de tierra que discurre paralelo al río Anguileira, que aquí todavía parece un arroyo, y que marca en esta zona el límite entre el concejo de Castropol y el de Tapia de Casariego. El camino empieza a subir lentamente bordeado por eucaliptos entre los que a veces logra sobrevivir algún castaño. No me gustan nada estos eucaliptos que crecen por aquí de forma indiscriminada, pero eso sí, su olor me encanta.

Y ya estamos en la zona de las minas de Grandela que estuvieron operativas unos pocos años a mediados del siglo XX para extracción de minerales de hierro. Parece que en la ruta se podrían haber visto algún vestigio de esta explotación minera, pero si queda algo, hoy estaba cubierto por la maleza. Y lo único que está visible y en buen estado de conservación es un horno de ladrillo refractario que se utilizaba para eliminar las impurezas del mineral y por delante del que pasa el camino. Justo delante de él se encuentra un cartel informativo bastante deteriorado en el que se explica someramente su funcionamiento.

Horno de cocción del mineral de hierro

Después de examinar detenidamente el horno, seguimos el camino que parece que nos lleva ahora a la parte más alta del recorrido, en las inmediaciones del monte Arbedosa. Y lo mejor es que ahora, en una zona bastante llana, la arboleda va desapareciendo y se abre ante nuestros ojos una vista magnífica de la costa.

Comienza a verse la costa

Sin duda, estamos en la parte más bonita de la ruta, pues tenemos el mar al fondo, los prados muy verdes justo al lado y un poco más atrás la imagen de la mancha forestal que acabamos de atravesar y que desde aquí se ve en toda su magnitud. Apreciamos claramente la ría del Eo, se ve muy bien la playa de Penarronda, el núcleo urbano de Tapia, Salave, El Franco…

Cada vez tenemos más cerca la costa

Ahora el camino se hace amplio y comienza a bajar, en todo momento con vistas muy buenas. Ama va caminando un poco delante y de repente, a muy poca distancia de él, ¡ve pasar UN LOBO! Es la segunda vez en pocos meses que vemos uno, la otra fue en la ruta del Silencio, en los Oscos. Y como en aquella ocasión, el animal desapareció entre la maleza como por encanto, con una sutileza increíble. Madre, ¡pues si que es verdad que hay una superpoblación de lobos, al menos por el occidente de Asturias!

Tapia, Salave, el Franco

Y bueno, pues teníamos hambre ya y no había demasiado sitio bueno para comer… pero en el propio camino, como humanos no había y los lobos esperábamos que no volvieran a asomar, encontramos un par de buenas piedras, ¡ideales para sentarse y comer! Esta vez con el mar en el horizonte.

Pero también tenemos a nuestro lado los prados – Foto Ama

Comimos rápido, disfrutando del buen día y del paisaje, y continuamos camino. Veíamos abajo la ganadería de Boudois, pero esta vez no pasaríamos por allí. La ruta está clara y aunque hay algunas bifurcaciones, hay indicadores del PR. Y en nuestro caminar tranquilo por estos bonitos caminos, tuvimos el tercer incidente del día. Y es que el sendero nos llevaba ineludiblemente a pasar por delante de una casa aislada en medio de un prado muy grande que estaba cercado con un fino alambre delimitador. Y cuando nos íbamos acercando, un perro enorme, podría jurar que de raza peligrosa, salió corriendo y ladrando muy amenazante hacia nosotros. ¡Pues nada, casi me vuelvo a morir hoy! Y como la finca no estaba cerrada, pues no nos atrevimos a pasar por delante, con lo que tuvimos que dar la vuelta, coger el mapa y buscar un camino alternativo. Lo encontramos y con un pequeño rodeo y un tramo por carretera, logramos salir airosos de esta emboscada, jaja.

Nuestra ruta nos llevó a pasar por debajo del cementerio nuevo y un poco más adelante nos llevó al camino por el que habíamos hecho la ida, con lo que solo nos quedaba desandar nuestros pasos. Pronto llegamos de nuevo al coche y de vuelta a Tapia, paramos a tomar un café con Luisa y Alberto, aprovechando que hacía buen día y que podíamos estar en el jardín: un momento muy «prestoso».

Hoy no nos íbamos a quedar en Tapia, pero a mí me apetecía mucho ver la decoración navideña, así que quedamos un rato, hasta la hora en la que se encendían las luces. Y no solo pudimos disfrutar de lo bonito que estaba todo, con el árbol de Navidad marinero del pueblo y las luces de la zona del ayuntamiento, sino que también pudimos disfrutar de una puesta de sol maravillosa.

Y Tapia nos regala su Navidad y su puesta de sol

Y nada, repleta nuestra mente de belleza y de buenos momentos, volvimos para casa. Y respecto a la ruta de las minas de Grandela, pues la verdad, no sé si recomendarla o no, jaja. Yo, al menos, no voy a volver a hacerla, salvo que vaya con un gran grupo de gente (demasiado perro suelto para mi gusto). Y ahora en tiempos de Covid-19 va a estar complicado…

En el botón de abajo se puede descargar el track de la ruta, en el que se ve claramente el punto en el que tuvimos que dar la vuelta y hacer una ruta alternativa.

2 comentarios sobre “Ruta de las minas de Grandela

  1. Hola. Yo hice esta ruta esta semana y la verdad me es que me gustó mucho sobre todo la zona donde hay impresionantes vistas, los inmensos campos y tierras de labor y aunque hay eucaliptos también hay muchos árboles de otro tipo que compensan.
    Pienso que está algo descuidada la ruta aún estando homologada. Yo seguí un track y me fue muy útil en dos cruces que están dudosos. Pienso que está muy poco explotada la zona de las minas, deberían actualizar carteles en mal estado y poner más puntos de información ya que se pasa por delante de un túnel que da acceso a una galería que está totalmente invadido por la maleza. Así mismo deberían limpiar el horno de las hiedras…en fín…una ruta fácil, corta y bonita pero le deben hacer poco caso desde donde corresponda que supongo será en concejo de Castropol.
    Yo no tuve tan mala suerte, no me salio ningún perro al encuentro!
    Un saludo.

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