Mucho encanto en la ruta a la Mota Cetín

20 de diciembre de 2020

La collada Moandi, punto de inicio de esta ruta, se encuentra en la propia carretera que desde Sevares se adentra en el concejo de Ponga. Y es justo en este lugar donde está la frontera entre los dos municipios, Piloña y Ponga, y se ve claramente, pues ambos reclaman con sendos cartelas su territorio. Y no es para menos, pues desde este punto estratégico se tienen unas vistas preciosas, con la inmensa mole del Tiatordos llamando la atención de piloñeses y ponguetos y de todos los que por aquí pasamos.

Pues nada, tarde como siempre, aquí nos encontramos Ama y yo dispuestos a acercarnos al techo del tercer municipio en liza, Parres.

Mapa de la ruta

Nos ponemos las botas y cuando voy a abrir los bastones, uno de ellos parece estropeado. Bueno, digo yo: no pasa nada, llevo solo uno; pero tras un poco de lucha logramos arreglarlo, ¡y la verdad es que me vino muy bien!

La ruta comienza en una pista hormigonada bastante pendiente que sale justo de la collada Moandi, perfectamente visible y señalizada con un indicador en el que se lee Fontecha 2,2. A medida que vamos ganando altura, las vistas comienzan a ser amplias y hermosas, como hermoso es el concejo de Ponga. Y claro, el Tiatordos, por el momento, lo preside todo.

Y esto es lo que vemos nada más salir y lo que vamos dejando atrás – foto Ama

Nosotros seguimos por la pista, pero con seguridad se podría haber atajado cruzando la amplia pradería que se extiende a la derecha. Enseguida llegamos a una bifurcación de la que sale también el camino para Llerandi. Esta alternativa nos llevaría al precioso bosque de Cea, entre otros destinos. Pero nosotros, en esta ocasión, seguimos la dirección de la Mota Cetín.

La pista sigue subiendo sin prisa y pronto nos encontramos con un gran pinar que se extiende justo por debajo. Mientras escribo este relato, parece que soy capaz de volver a sentir su olor. Y ese aroma que emanan los pinos nos acompañó hasta el final del camino que termina en la preciosa pradería de Fontecha.

Se ven los pinos que acabamos de dejar atrás

¡Qué gusto pisar esa hierba rapada y mullida y disfrutar de estas vistas!! El Tiatordos sigue ocupando su puesto preponderante, junto a la Llambria que ahora se ve justo a su lado. Pero no solo es esto: a lo largo de la amplia pradería se diseminan grandes matas de acebos, preciosas. La peña caliza de los Cuadrazales pone fin de forma brusca a esta preciosa campera y además marca el límite entre los concejos de Piloña, Ponga y Parres. Por debajo de esta peña se extiende una zona de bosque, el bosque de los Cuadrizales, y al final del mismo, ya se ven emerger las paredes calizas y aisladas de la mota, de la Mota Cetín.

Distintas panorámicas desde Fontecha – Fotos Ama y Elena

En la campera de Fontecha no hay duda sobre la dirección a tomar, pues está recorrida por un sendero poco marcado pero visible. Además, hay algunas marcas del PR y la dirección evidente que marca la propia Mota Cetín.

Y este camino nos lleva inexorablemente a la entrada del bosque de los Cuadrizales, una mancha forestal compuesta mayoritariamente por hayas y que es una maravilla. Pero… ojo aquí porque es un tremendo barrizal. ¡Menos mal que tenía los dos bastones!!

El bosque de los Cuadrizales – Fotos Ama y Elena

Vamos siguiendo el camino que está muy marcado y disfrutando enormemente de toda la belleza que nos ofrecen esas hayas colosales, con sus formas retorcidas, cubiertas de musgo y de líquenes que corroboran la pureza del aire. En numerosas ocasiones tenemos que buscar pasos alternativos para evitar hundirnos «hasta los tuetanillos» jaja, pero así y todo, el bosque es superbonito. Además, no dejamos pasar la oportunidad que nos ofrecían algunos claro para anticiparnos las vistas que tendremos desde un poco más arriba. Por ejemplo, la vista de la sierra del Sueve comienza a ser espectacular.

Al Alto Llerandi y el Sueve al fondo, vistos desde el bosque – Foto Elena

Al cabo de un rato logramos salir del bosque y entramos en un prado amplio que termina en el collado Berroña, un lugar impresionante. Pero antes de llegar al collado hay que atravesar un buen trecho de «llamarga». Bueno, yo como estoy hasta arriba de barro, al final y después de tantear un poco con el bastón antes de dar cada paso para no hundirme, tiro de frente, jaja. Y de repente llegas al collado y te quedas boquiabierta ante el espectáculo que te ofrece la naturaleza. Una vez más son los Picos de Europa los grandes protagonistas, esta vez de frente, en todo su esplendor, como queriendo adherirse a la verde pradera del collado y a las tierras de Amieva que justo comienzan aquí.

Collado Berroña

Y mirando un poco de reojo, ahí tenemos la Mota Cetín, estamos justo en su base. Y más vale que haya alguna forma de subirla porque así vista, parece un paredón de caliza inexpugnable. Pero, bueno, sabemos que no es así.

La mota Cetín al alcance de la mano

Fijándonos bien, desde el collado se adivina un pequeño sendero que se dirige hacia la peña y pronto empezamos a ver los jitos. Y confirmo que realmente el itinerario de ascenso está perfectamente jitado, de forma que fácilmente llegamos a una pequeña canal bastante pindia que nos llevará a acercarnos al paredón central y a pasar por delante de él hasta llegar a una collada que parece colgada del abismo. Desde aquí se accede fácilmente a la cumbre por el otro lado. Eso sí, hay dos o tres pasos en los que hay que apoyar las manos, pero no es difícil.

Canal y paredones en el ascenso a la Mota Cetín

Y bueno, así como lo cuento parece que subimos sin parar, pero realmente nos resultó imposible porque el paisaje que iba surgiendo a cada paso que dábamos nos invitaba a contemplarlo y a fotografiarlo. Y sin duda, la gran protagonista ahora es la sierra del Sueve y la zona del alto Llerandi, así como todas las montañas de Infiesto, que surgen detrás de la sierra de Aves con el Vízcares altivo : ¡precioso!

Magníficas las vistas sobre los picos de Infiesto

Desde la exigua y pedregosa cumbre, marcada con su buzón, las vistas son impresionantes en los 360 grados: el macizo occidental de Picos, justo en frente tenemos el Pierzu y todas la montañas de Ponga, claro Peña Ten y Pileñes, el Tiatordos y girando girando llegamos a ver Peñamayor, los montes de Infiesto para llegar a la sierra del Sueve. ¡Y tantos picos más!!

Cumbre de la Mota Cetín

Estamos a 1134 m, en el techo del concejo de Parres y también en tierras de Amieva, completamente solos: ¿Habrá mejor sitio para comer esos bocadillos montañeros que son el mejor manjar? Para mí no, sin duda… Muchas veces cuando estoy en un pico rodeada por todos los lados de una belleza infinita, ¡qué afortunada me siento!

Vistas desde la cumbre Fotos Elena y Ama

Pues nada, tendremos que bajar, así que apuramos a mirar bien todo otra vez para ver si se queda en la memoria. Y comenzamos a bajar, apreciando cómo cambia la perspectiva al ir en el otro sentido. Bajamos con cuidado, sin problema y pronto llegamos al collado Berroña y no podemos evitar pararnos otra vez más a contemplar los Picos.

Ahora toca el bosque, ¡ay qué pereza me da el barro!!! Pero bueno, ¡no fue para tanto! Y cuando nos damos cuenta estamos ya en la campera de Fontecha. Ahora tenemos compañía, pues hay muchos caballos que están aprovechando estas últimas horas del día para pastar con toda tranquilidad, vigilados desde lo alto por la mole del Tiatordos. ¡Una imagen de postal!

Qué bonitos los caballos pastando en Fontecha – Foto Ama

Y otra vez los pinos y el agradable paseo por la pista, ahora en descenso, que nos llevará de nuevo al collado Moandi donde tenemos el coche. ¡Ya no queda mucho para que se ponga el sol! Habíamos aprovechado muy bien el día y disfrutado muchísimo de esta preciosa ruta, repleta de encanto.

En el botón de abajo se puede descargar el track de la ruta.

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