Circular desde O Cargadoiro hasta la punta Socastro (Fuciño do Porco)

11 de mayo de 2019

Este fin de semana Ama y yo decidimos ir a Tapia y como hacía tan buen día, pensamos que era una ocasión inmejorable para acercarnos a conocer (por fin) el Fuciño do Porco, en la costa de Viveiro (Lugo). Aunque la ruta se puede hacer desde la playa de Abrela, decidimos alargarla un poco para conocer mejor esta parte del litoral gallego y,  realmente, fue todo un acierto.

La ruta comienza a 1500 metros de la localidad lucense de Covas, en la carretera LU-862 que llega hasta O Cargadoiro. Es el lugar ideal para comenzar a caminar, pues la vuelta la haremos por otro camino que termina justo aquí.

inicio de ruta
Punto de inicio y fin de la ruta

Empezamos a caminar a las 14 horas, pues queríamos llegar a la playa de Abrela con marea baja para poder atravesar a pie el «rego do Escourido» que desemboca en la playa. Por ello, es recomendable comprobar la hora de la bajamar que este sábado era un poco antes de las 16h.

La ruta empieza en una carretera estrecha que en 700 metros nos llevará hasta el mirador de Insua, situado justo encima de O Cargadoiro, que es un punto de interés etnográfico.

En esta zona se encontraba la mina de hierro de la Silvarosa y O Cargadoiro era una estructura muy innovadora que habían construido para, aprovechando la pendiente de la montaña y con un sistema de transporte por cable de varios kilómetros, descargar el mineral desde la mina hasta los barcos que luego lo llevarían a Alemania e Inglaterra. El mirador de Insua es una estructura elevada con escaleras y pasarelas, demasiado voluminoso para mi gusto, pero que ofrece unas vistas espectaculares.

mirador
Mirador de Insua

Justo debajo hay un área recreativa al lado de lo que queda de O Cargadoiro. Aunque acabábamos de empezar a caminar, nos detuvimos aquí unos minutos.

o cargadoiro
Área recreativa, o cargadoiro y la espléndida costa

Continuamos ruta y aquí ya abandonamos la carretera y cogemos una pista forestal que poco a poco desaparece al adentrarse en un bosque de eucaliptos. Aquí se pueden encontrar pequeños senderos, fáciles de seguir aunque están totalmente invadidos por los helechos.

camino con helechos
Senderos, helechos y eucaliptos

No hay posibilidad de pérdida porque pronto se empieza a vislumbrar el mar entre los árboles y aparecen pequeños claros que son miradores excepcionales.

playa desde bosque
Ya se ve la playa de Abrela

Enseguida divisamos a lo lejos la playa de Abrela y hacia allí nos dirigimos. Seguimos el camino que termina justo en el «rego do Escourido» y comprobamos que habíamos calculado bien, pues la marea estaba bajando y con solo descalzarnos pudimos atravesarlo fácilmente.

rego
Atravesando el rego

Hasta aquí nos había llevado 45 minutos y es justo la hora de comer. ¡Y qué mejor lugar que este arenal de arena blanquísima, rodeado de bosque y sin urbanizar! Y lo mejor, estábamos completamente solos. En medio de la arena había un trozo de palé, probablemente arrastrado por la marea, que se convirtió en nuestro improvisado banco para comer.

palé
Como náufragos en una isla

La playa es muy bonita, con su aspecto salvaje, algunas dunas, el bosque de eucaliptos por el lado por el que habíamos llegado y por la parte de atrás algunos pinos, a lo lejos algunas casas y de frente el mar, con un color que cualquier playa caribeña podría envidiar.

pinar playa
El pinar y la flora que crecen detrás de la playa de Abrela

Así que, una vez más, una ruta con comedor cinco estrellas y unos bocadillos que saben a gloria. Y luego, tras una media hora de disfrute de esta playa, continuamos camino recorriendo su extensión de casi un kilómetro, para después salir a una pasarela de madera que termina en la carretera. Hay que seguir ahora esta pequeña carretera que continúa en ascenso hasta atravesar la parte urbanizada de la zona (por cierto, ¡vaya casas!), calculo que 1 km aproximadamente. Esto es la peor de la ruta, pero bueno enseguida llegamos a la pista forestal que se abre a la derecha, perfectamente señalizada, y que nos llevará directamente a la punta de Socastro. La entrada no puede pasar desapercibida pues hay un chiringuito y varios coches, de los que empiezan aquí la ruta (es decir todos, menos nosotros, jaja).

Cogemos la pista que con un ligero ascenso nos llevará en menos de 2 km a la punta Socastro. Cuando vamos llegando a la zona que se adentra en el mar, vemos la estructura de pasarelas de madera, escaleras y pasamanos que se ha construido para facilitar el acceso. Este tipo de estructuras me producen sentimientos encontrados, pero bueno, he de reconocer que está bien hecha y que el impacto en el paisaje no es alto.

pasarelas
Pasarelas que llevan a la punta de Socastro

Además, las vistas sobre el mar y sobre las playas que se encuentran en las proximidades son magníficas. Hay algunas calas de piedra en las que el agua tiene un color azul turquesa que me recuerda mucho al de las calas de Baleares. ¡Es una maravilla!

cala
Calas inaccesibles a pie que se ven desde el sendero que conduce al Fuciño do Porco

Llegamos hasta la punta en la que hay un faro (1 hora desde la playa de Abrela). Afortunadamente hoy no hay mucha gente, pero supongo que por el verano este lugar será intransitable.

faro verde
Faro de la Punta Socastro

Retornamos a buen paso aprovechando la pendiente que ahora nos es favorable, alcanzamos la playa de Abrela y ahora seguimos por la carretera en dirección a Covas. Hay un tramo por asfalto, pero pronto llegamos a un camino que sale a la izquierda y que nos conducirá al lugar en el que tenemos aparcado el coche, esta vez por un precioso entorno rural.

pueblin
Núcleo rural en el camino que lleva a Covas

Casi sin darnos cuenta (son las 17h30) estamos en el coche. Nos había gustado mucho la ruta. Eso sí, supongo que en temporada alta, la ruta perderá gran parte de su encanto, cuando esté repleta de gente.

Cogemos el coche y todavía nos queda tiempo para parar a tomar algo en Viverio. Hacía mucho tiempo que no estábamos aquí y nos sorprendió muy agradablemente. La zona de las galerías blancas, el casco antigua con su bonita plaza Mayor, el teatro, la biblioteca y la magnífica iglesia adosada a un convento con claustro merecen una visita.

plaza mayor viveiro
Tomando algo en la plaza Mayor de Viveiro

Ahora para Tapia, ducha rápida y excelente cena con Luisa y Alberto en su casa en Serantes. ¡Un día muy muy completo, perfecto!

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