Día 2. Senda del río Borosa, laguna de Aguas Negras, laguna de Valdeazores

Día 1. El viaje hasta Cazorla

¡Hoy toca ruta por la sierra de Cazorla! Nos levantamos y vemos que efectivamente el tiempo ha cambiado y que parece que va a salir el sol. Desde la terraza del apartamento, las vistas son tan magníficas como habíamos adivinado el día anterior.

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Vistas de Cazorla desde la terraza del apartamento

Tras los quehaceres matinales, cogemos las mochilas y vamos a buscar el coche para dirigirnos al punto de salida de nuestra ruta de hoy. Tendremos aproximadamente una hora de coche.

Llegamos al punto de partida, en el centro de visitantes del río Borosa, donde hay un amplio aparcamiento. Caminamos unos metros, pasamos al lado de una piscifactoría y llegamos al punto en el que está marcado el inicio de ruta.

Comenzamos a caminar por una pista amplia, afortunadamente cerrada al tráfico, que bordea en todo momento el río Borosa. Afluente del Guadalquivir, tiene un color azulado y totalmente transparente y el curso se sucede con constantes recovecos, puentes y pequeños saltos de agua, muy bonito.

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El río Borosa

He de reconocer que inicialmente me sentí un poco decepcionada, pues el hecho de caminar por una pista totalmente llana a orillas del río, pese a ser muy bonita, me parecía que no compensaba el viaje hasta aquí. No obstante, pronto habría de cambiar de opinión.

A los 3.5 km nos encontramos con el primer punto de interés de la ruta que es un pliegue geológico del Borosa, conocido como los Caracolillos. En los estratos semicirculares que se pueden apreciar parece que se encuentran fósiles de animales marinos que demuestran que hace millones de años, aquí hubo un extenso mar, el mar Tethis.

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Caracolillos

Seguimos avanzando por el camino que cada vez se hace más bonito hasta llegar al punto conocido como la cerrada de Elías, donde se abandona la pista y se entra en un sendero que termina en un estrecho cañón que ha excavado el río Borosa. Para poder atravesarlo se han anclado en las paredes unas pasarelas. El paraje es realmente encantador.

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Cerrada de Elías

Al salir de la cerrada volvemos a entroncar con la pista inicial que continúa hasta una central hidroeléctrica. Esta es la primera parte de la ruta y la más frecuentada. Después, la pista ya comienza a ascender en medio de un paisaje de encinas y pinos y con la constante presencia del río. También llama mucho la atención la presencia de pequeñas fuentes a lo largo de todo el recorrido.

Cuando llegamos al kilómetro 7 aproximadamente nos encontramos con la central hidroeléctrica del salto de los Órganos y empezamos a ver la canalización del agua que desciende por las colosales paredes calizas que se ven en el horizonte.

Aquí empieza lo realmente bonito de esta ruta. Para empezar, la pista se convierte en un precioso camino que asciende sin tregua entre las paredes de caliza y los pequeños saltos del río Borosa se convierten en preciosas cascadas.

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Cascadas del Borosa

Después el camino continúa ascendiendo hasta llegar a la parte más alta de una inmensa mole caliza que se ha horadado formado unos túneles por los que pasa una canalización abierta de agua para la central hidroeléctrica. Queda además, un pequeño margen para un estrecho camino por el que se puede pasar andando.

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Paredes calizas por cuyo interior pasan los túneles de canalización del agua

En algunos tramos hay poca luz, pero siempre llevo frontal en la mochila J y en otros, hay ventanales excavados en la roca que permiten la entrada de la luz solar y, si te asomas, puedes contemplar unas vistas magníficas.

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Entrada a los túneles

Hay dos túneles seguidos y después se sale de nuevo a un camino que conduce a un tercer túnel. En este último, el pequeño paso que está al lado del canal está totalmente encharcado, con lo que nos tenemos que subir al borde del canal para poder atravesarlo y hacer un poco de equilibrio. Como el techo estaba cercano, podías apoyarte con una mano mientras avanzabas por el borde estrecho.

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Interior de uno de los túneles

Bueno, solo unos metros y ya se ve la salida del túnel. Cuando salimos, nos encontramos enseguida con la laguna de Aguas Negras que tiene una presa, en cuya parte superior hay un pequeño puente. Continuamos por el puente y tomamos el camino que continúa entre pinos hasta llegar en poco más de un kilómetro a la laguna de Valdeazores, nuestro objetivo.

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En la laguna de Valdeazores

Es un lugar muy bonito, en el que encontramos un sitio perfecto para comer. Son las 15 horas, hemos recorrido unos 12 kilómetros y ascendido casi 800 m, recorrido que ahora tenemos que deshacer. Por tanto, no podemos parar mucho tiempo si no queremos que se nos haga de noche antes de llegar al coche. Así que después de comer y de hacer las fotos de rigor, adoptamos un buen ritmo y nos volvemos sobre nuestros pasos.

Cuando vuelves a recorrer el mismo sendero en sentido contrario, siempre aprecias otros matices y tiene la oportunidad de volver a disfrutar de la enorme belleza de la naturaleza. Por cierto, impresionantes los enormes buitres que anidan en los peñascos y que sobrevolaban nuestras cabezas durante el descenso. Además, cuando estábamos llegando de nuevo a la cerrada de Elías, ¡vimos un ciervo!

Sobre las 6:30 estábamos en el coche, bastante cansados.

Llegamos a Cazorla cuando comenzaba a caer la noche y tuvimos que ir a aparcar lejísimos del apartamento. ¡Cómo habíamos caminado poco…! Luego, al apartamento a ducharnos y listos para salir a tomar unas cañas y a cenar.

En la plaza de Santa María hay un bar muy agradable para tomar algo, siempre acompañado de una generosa tapa. Luego, llega la hora de cenar y vamos a un restaurante que teníamos localizado con muy buenas opiniones en Tripadvisor. Parecía que estaba abierto, pero estaban con una comida privada y no pudimos cenar allí. Así que vamos a otro restaurante cercano,  La cueva de Juan Pedro, y entramos. Amador ya estaba mosqueado con el sitio, ¡y con razón! La verdad, no sé por qué nos quedamos allí… el comedor, en el que por supuesto estábamos solos, era bastante siniestro, pues estábamos rodeados de cabezas de caza por todos lados. El camarero tenía el típico uniforme, con una camisa que a lo mejor en algún momento fue blanca y que le quedaba enorme, y se le caían los mocos todo el rato jajaja, aún así nos quedamos… tratamos de pedir algo aséptico, como unas verduras a la parrilla y luego una carne, optamos por solomillo de ciervo. Empezamos a oír un ruido, era la brasa que estaban haciendo con una pastilla de encender el fuego que chisporroteaba con gran fuerza. El resultado fue que las verduras estaban quemadas y sabían a combustible… respecto al ciervo, Amador empezó a decir que lo habrían cazado hacía una década, con lo que ni lo probó y yo comí un bocado. Conclusión, ¡quedamos sin cenar! Luego verificamos en Tripadvisor las opiniones sobre este restaurante y casi todas eran pésimas. Sin duda, tendrán una más, la mía.

Con todo, nada nos iba a estropear el maravilloso día que habíamos pasado. Así que cansados, con el estómago a media carga y con sueño, nos fuimos para el apartamento que mañana teníamos otra vez ruta. 🙂

Día 3. Circular Cazorla- pico Gilillo- Cazorla

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